El Papa visitó una favela de Río y ante una multitud aseguró que no se puede ser "insensible" ante la desigualdad: "Hasta los más humildes pueden dar una lección de solidaridad"
Una multitud aplaudió y celebró las palabras de Francisco en la favela Varginha, en Río de Janeiro, luego de que el Pontífice recorriera sus calles internas e incluso ingresara a un hogar, donde estuvo a solas casi cinco minutos con la familia que la habita.
"Mi deseo era visitar todos los barrios de Brasil, pero este país es muy grande y no fue posible. Elegí esta comunidad porque representa a todos los barrios", introdujo Francisco.
El Papa agradeció el recibimiento que le dieron los brasileños y desde ese epicentro de la pobreza dijo que no se puede ser "insensible a la desigualdad".
"No se cansen de trabajar por un mundo más justo y solidario, no se puede permanecer insensible ante las desigualdades del mundo; en la medida de sus propias posibilidades, den su contribución para terminar con las injusticias sociales", reiteró.
El Pontífice aseguró que la verdadera riqueza está en el corazón de las personas e incluso los más humildes pueden dar al mundo una gran lección de solidaridad, ya sea con un abrazo, un pedazo de pan, un vaso de agua o una palabra.
"No dejemos entrar en nuestro corazón la cultura de lo descartable porque somos hermanos; no somos descartables. La grandeza de una sociedad está dada por cómo se trata a los más necesitados", resaltó.
Finalmente elevó un mensaje para los jóvenes que muchas veces se desilusionan ante los actos de corrupción de quienes sólo procuran tener más riqueza: "¡Nunca se desanimen, no pierdan la confianza y no dejen que se apague la esperanza; la realidad se puede cambiar!".
"La Iglesia está con ustedes. O Papa está com você", completó.
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