"En tus manos coloco mi vida", le dijo a la virgen
El papa Francisco realizó una oración personal a la virgen de Aparecida, patrona de Brasil, acompañado por el obispo local y jefe de los obispos brasileños, Raymundo Damasceno, y 60 sacerdotes, la mitad redentoristas que protegen la Basílica y la otra, diocesanos.
"En tus manos coloco mi vida", comenzó la oración el Papa ante la imagen de la virgen de Aparecida, a la cual entregó flores.
Francisco recibió una réplica de la imagen de Nuestra Señora de Aparecida, similar a la es venerada en la Basílica.
La imagen fue entregada a Francisco por el presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), Raymundo Damasceno Assis, quien destacó que la escultura es un símbolo "de los sufrimientos de los pobres y excluidos" del país, en especial de "los del pueblo negro".
La escultura hecha en madera por un artesano local reproduce el color negro de la imagen que fue recogida en las aguas del río Paraíba por tres pescadores el 12 de octubre de 1717, y que desde ese entonces es venerada por unos dos millones de fieles que acuden todos los años al santuario.
Según Damasceno Assis, el color negro de la imagen "fue causado, probablemente, por el lodo del río y por el humo de las velas" prendidas por los católicos en sus pedidos a la Virgen o para agradecerle intervenciones milagrosas, y "ha sido interpretado como una referencia a los sufrimientos de los pobres y excluidos, especialmente los del pueblo negro, a lo largo de la historia de Brasil".
"En tus manos coloco mi vida", comenzó la oración el Papa ante la imagen de la virgen de Aparecida, a la cual entregó flores.
Francisco recibió una réplica de la imagen de Nuestra Señora de Aparecida, similar a la es venerada en la Basílica.
La imagen fue entregada a Francisco por el presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), Raymundo Damasceno Assis, quien destacó que la escultura es un símbolo "de los sufrimientos de los pobres y excluidos" del país, en especial de "los del pueblo negro".
La escultura hecha en madera por un artesano local reproduce el color negro de la imagen que fue recogida en las aguas del río Paraíba por tres pescadores el 12 de octubre de 1717, y que desde ese entonces es venerada por unos dos millones de fieles que acuden todos los años al santuario.
Según Damasceno Assis, el color negro de la imagen "fue causado, probablemente, por el lodo del río y por el humo de las velas" prendidas por los católicos en sus pedidos a la Virgen o para agradecerle intervenciones milagrosas, y "ha sido interpretado como una referencia a los sufrimientos de los pobres y excluidos, especialmente los del pueblo negro, a lo largo de la historia de Brasil".
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